Ya hacía tiempo en el que yo me preguntaba el por qué coronaban a una virgen, y a la mía no. Sabía, que antes o después llegaría el momento, hasta que finalmente ha llegado. Los primeros indicios me llegaron en la Madrugá, viendo los Gitanos en San Román, un amigo de la Hermandad me comentó que teníamos que hablar, y al preguntarle el tema, mientras se alejaba hizo gestos de como si se colocara una corona, y me dijo "la Salú". Al principio, en plena Madrugá, no le dí la importancia que se merecía un rumor así, hasta que pasados los días, la idea volvió a mí y no se separó de mis pensamientos. He imaginado su corona, su pontifical, la medalla conmemorativa. He imaginado el cartel, la procesión de ida, la procesión de vuelta... he imaginado tantos rostros que ya no están y que la querían como yo la quiero. El simple hecho de haber crecido viéndola todos los días. Su foto entre las fotos de la familia. Nuestra "Salud". Nuestra madre. Nuestro pequeño, y humilde...