Cuando menos te lo esperas ya escuchas como se acerca. Ya presientes la hora, la luz, sus sonidos o su olor. La mutación, el cambio hasta en las paredes. La cera en el adoquín. El desperezo del naranjo. El montón de capirotes en Alcaicería. El mural de los escudos en Chapineros. Las convocatorias solapadas en un collage sin fin. La retransmisión radiofónica en las ondas. Los ensayos escondidos en el frío de la noche. La ilusión de los chavales que llegan a su primera igualá. Momentos que llegan, no para quedarse, pero sí para hacernos más feliz.