De vuelta a casa en uno de estos días lluviosos, he abierto el buzón. Estaba lleno de propaganda comercial, y al fondo, escondida, había una carta.
Doblada por las esquinas, fruto de la presión que ejercen los repartidores con tal de que la publicidad llegue a casa. Aun así, esta carta era distinta. Sin remitente, sabía quien me la mandaba.
Permanecía el olor a naranjo en flor mojado, que huele un poco más fresco. Impregnado en los tabiques que guarecían a la nota.
Al sacarla solo vi una frase. Escrita con vuelo, nítida y refulgente.
"He vuelto. Tenía ganas"
Y sin más que cuatro palabras, una sonrisa se dibujó en mi cara. Subí las escaleras nervioso, como cuando los niños la bajan al sonido de la campana del recreo. Subiendo escalones de dos en dos... Abrí la puerta y me dejé caer en el sillón, vencido por una nostalgia y esperanza indescriptible, con la carta en la mano.
Tras tantos soles, lunas y nubes ya ha vuelto. Ha valido la pena.
En mi estómago no revolotean mariposas... Dibujan líneas al aire vencejos cantarines, con sus colas bífidas. Alcánzame la mano y quédate a mi lado en ésta semana. Tarda en irte y quédate conmigo, que te quiero, y que te echo de menos.
Eres, mi vida.
Doblada por las esquinas, fruto de la presión que ejercen los repartidores con tal de que la publicidad llegue a casa. Aun así, esta carta era distinta. Sin remitente, sabía quien me la mandaba.
Permanecía el olor a naranjo en flor mojado, que huele un poco más fresco. Impregnado en los tabiques que guarecían a la nota.
Al sacarla solo vi una frase. Escrita con vuelo, nítida y refulgente.
"He vuelto. Tenía ganas"
Y sin más que cuatro palabras, una sonrisa se dibujó en mi cara. Subí las escaleras nervioso, como cuando los niños la bajan al sonido de la campana del recreo. Subiendo escalones de dos en dos... Abrí la puerta y me dejé caer en el sillón, vencido por una nostalgia y esperanza indescriptible, con la carta en la mano.
Tras tantos soles, lunas y nubes ya ha vuelto. Ha valido la pena.
En mi estómago no revolotean mariposas... Dibujan líneas al aire vencejos cantarines, con sus colas bífidas. Alcánzame la mano y quédate a mi lado en ésta semana. Tarda en irte y quédate conmigo, que te quiero, y que te echo de menos.
Eres, mi vida.
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