Yo no te contemplo... En el coro de todos los Santos del cielo, no hay sitio para tí... A pesar de que fueras el primero, el más fiel del maestro... La piedra sobre la que edificó la prima iglesia que hoy se queda como prima y corrupta...
A pesar de todo no te contemplo... No te quiero... a tí que mandas sobre las cuestiones más cercanas al mundo... A tí, que siempre acercas las nubes a los tiempos en los que realmente vivo la vida...
Se acercan los tiempos de la vida del maestro... y te empeñas en que no la reconozcamos como cada año...
Lloverá, y me acordaré de tí... Y se caerán lágrimas de mis mejillas, y del cielo caerán tus lágrimas... De aquella debilidad...
Cuando cantó el gallo, y negaste a tu maestro tres veces...
Ésa es tu envidia... que nosotros no lo negaremos nunca...
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