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Esquilas...

Será que me pierde, será que me atrapa... Pero lo confieso ante el Descendido, la Piedad, y ante todos ustedes, que la seriedad de aquél hombre, fue un aliciente para alistarme a ese cortejo pretérito...

Será que en vez de Muñidor, podría ser flautista de Hamelin... Será todo lo que quieran que sea... Pero cuelga los bombachos, la gola... y las Esquilas...

Mi hermano mayor, el Muñidor de ésas noches frías, ha terminado su traslado, y comienza la andadura de uno nuevo...

Su cara, y hasta sus patillas se echarán de menos sin duda, pero escribo ésta entrada, para resaltar la importancia de una institución de la Semana Santa... La Semana Santa es ingente, grandiosa... Pero sin el tintineo de ésas Esquilas, no es la misma...

Anhelo el tacto de su frío metal en los guantes de cuero, éso lo sabéis, pero anhelo más el hecho de poder prescindir de la responsabilidad que ello conlleva... Quiero ser Muñidor, pero no puedo...

Supongo que éstas son las cosas de la vida, que gran comparación... La Semana Santa es grande, ingente,... pero efímera... Como mi sueño de encarnar al alma de mi Hermandad...

Dios dirá...

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Gracias por publicar esto, fue muy útil y le dijo a una gran cantidad

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