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El Soberano...

Ése hombre es Soberano... Es distinto, es portento, es alguien totalmente diferente a todos los demás...

Desde que mis ojos comenzaron a ver la realidad, y mi mente a ser consciente de sus hechos, en la cabecera de mi cama ya estaba él mirándome... Lo veo todo los días, hablo con él... Y es diferente... Te lo digo yo que lo conozco... Siempre estaba ahí cuando lo necesitaba, o quizás me asaltaba en la mente cuando más perdido me encontraba...

Las noches de enfermedad, entre sudores y dolores... Me llegaba mandado por su madre... Nunca me ha dejado solo. 

Hoy me sigo levantando y le sigo mirando, intentando vislumbrar en su rostro tan conocido para mí, que es lo que me guarda el día...

Un padre... Un padre Soberano... Sé que me espera en Triana, allí rodeado de azahares, todo portento y finura... Por que mi padre no es cualquiera... Mi padre es el Soberano Poder...

Él es, y lo veréis venir sobre las andas pretéritas del tiempo, a la diestra y a la siniestra de sus hijos Trianeros, para llenar de Gloria a Sevilla, y para hacer del Invierno, Primavera, y de Sevilla, Semana Santa...

No hacen falta Izquierdos, ni Cigarreras, para saberlo el Soberano, solo con verle desde que era un pequeño perdido y sin rumbo, supe que lo era... Te veré todos los días, te acompañaré allí a mediados de Marzo...


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La vida es como un río... quizás eso lo dé por hecho todo el mundo... quizás sea yo el extraño o el raro que la vea como un parque, un parque frondoso y lleno de árboles en el que un árbol trata de cada cosa, y otro de otra muy distinta... Hoy me he fijado en el árbol de los amigos, y he recapacitado sobre éste árbol, que siendo uno de los más grandes de mi parque, tiene muchas hojas de un color y otras de otro. Yo soy el tronco (sin afán de protagonismo), y hay diversas formas de ser amigo. Hay amigos que los llevas tan pegado al corazón, que forman una parte indisoluble de ti... Son unas ramas que salen del tronco, que ayudan a sostener la copa, cuando se acercan los días de viento, o las grandes lluvias. Son poco más que los dedos de mi mano, pero si ellos no estuvieran, éste tronco que les habla, sería más bien un hierbajo... Hay, otros amigos que salen de éstas ramas, son las ramitas, a los que quizás no veo en meses o en años, pero que siempre están ahí, y con 5 minutos...

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