Ir al contenido principal

Si yo no fuera de Sevilla...

No sé que sería de mí...

Nunca me había parado a pensarlo. Nunca medité la decisión que uno nunca puede adoptar. Dios, elige nuestro lugar de nacimiento, y ya después nos suelta, y algunos raros como yo cavilamos sobre la posibilidad de haber abierto los ojos en otro lugar.

He salido poco de mi ciudad. Puedo llegar a recordar unos quince o dieciséis viajes en toda mi vida. Y en todos ellos siempre que salía de Sevilla, volvía la mirada y al verla perderse, el pellizco en el estómago me hacía sentir como si mi alma quedara adosada a la giralda, mi voz fueran sus campanas, mi tacto fueran adoquines de la Judería, mi olfato quedara en el Barrio León con sus naranjos en flor durante todo el año, mi oído con el borboteo del agua en su Callejón del barrio de Santa Cruz, y mi gusto quedara salado, como el río que recorre Sevilla, y que me llena las venas.

Siempre, la echaba de menos, y cuando volvía de dicho viaje, cuando entraba por las puertas (modernas) de la ciudad, volvía a estar completa mi alma. Pensaba "ya estoy en donde pertenezco"...

Todas las veces, salvo una. Una de las veces fui a un lugar cercano, que me hizo sentir como si estuviera en mi tierra. Como si antes ya hubiera estado alli. Como si mi historia también se hubiera forjado entre aquellas recónditas calles. Junto a la Puerta de Rota, junto a la Catedral del Salvador, o junto a la Fuente del Caballo... Cuando partí de aquella Muy Noble y Muy Leal Ciudad mire hacia atrás, como diciendo "hasta luego".

No he vuelto, y tengo asuntos pendientes... como beberme un Pedro Ximénez, sentado cerca de San Dionisio... Volveré pronto a la que es mi segunda cuna.

Doy gracias a Dios por haber nacido en Sevilla, pero también le doy gracias por que me haya dejado elegir a Xerez como la ciudad de mis "otros" sueños...

Fuente Fotográfica: Uno mismo, y el sitio donde me tomaría el Pedro Ximénez...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Dos cuaresmas...

Sólo quedan 40 días... 40 días para que queden otros 40... Lo siento, soy un cansino, pero no lo puedo reprimir. Me sale así... Ya tengo incienso en mi casa... tanto que muchas discotecas me comprarían mi "máquina de humo"... solo que ésta no huele a fresa, huele a Gloria... Ya ensayo izquierdos por el pasillo de mi casa... Sigo durmiendo a mi ahijado con sones poco comunes para una nana, pero que pasan por ella... La vida es una semana, pero ya me queda menos para vivirla... Me contradigo yo mismo... Deseo fervientemente que pasen raudas éstas semanas, pero a la vez no... Pasad tranquilas... Dejad que Sevilla se prepare, dejad que me prepare yo, aunque lleve desde el Lunes de Pascua preparándome para la siguiente Semana de mi Vida... y así será... Te esperaré sentado, cuando me levante me pondré mi túnica, y como si de un sueño se tratara, viviré mi vida viéndola a través de un antifaz, o con un costal apretao a las sienes (que ya me toca)... Cada uno elige su mo

Londres

El Árbol de los Amigos...

La vida es como un río... quizás eso lo dé por hecho todo el mundo... quizás sea yo el extraño o el raro que la vea como un parque, un parque frondoso y lleno de árboles en el que un árbol trata de cada cosa, y otro de otra muy distinta... Hoy me he fijado en el árbol de los amigos, y he recapacitado sobre éste árbol, que siendo uno de los más grandes de mi parque, tiene muchas hojas de un color y otras de otro. Yo soy el tronco (sin afán de protagonismo), y hay diversas formas de ser amigo. Hay amigos que los llevas tan pegado al corazón, que forman una parte indisoluble de ti... Son unas ramas que salen del tronco, que ayudan a sostener la copa, cuando se acercan los días de viento, o las grandes lluvias. Son poco más que los dedos de mi mano, pero si ellos no estuvieran, éste tronco que les habla, sería más bien un hierbajo... Hay, otros amigos que salen de éstas ramas, son las ramitas, a los que quizás no veo en meses o en años, pero que siempre están ahí, y con 5 minutos