Ir al contenido principal

Llovizna de Enero

Volviendo a casa caía finas gotas de lluvia. Llovizna. Chirimiri. Ésa tan afamada que no moja, pero cala.

Elevaba la mirada al cielo, intentando vislumbrar entre el moderno puntillismo de un cuadro vacío, las respuestas a lo que pasa. A todos. O a mí.

Éste mundo se está yendo muy pronto al garete... (Yo, hubiera puesto "al carajo", pero el estilo Pérez Reverte no me va mucho). Cómo el vaso de cristal que se rompe,  o como el bolígrafo que deja de escribir, o como el mechero que no enciende. No hay otro vaso en el que beber, ni otro boli con el que escribir, u otro mechero con el que encender.

Chavales que se han ido al extranjero (un "Vente a Alemania, Pepe", pero sin la gracia del Landismo) y que quizás no vuelvan. Padres que tienen que aprender a usar el Skype, porque no existe otros medios para poder ver a la "niña".

Abuelos que hartos de vida, y cansados de regímenes, siguen saliendo a la calle... Para intentar aliviar con sus bastones, las cojeras del sistema. Cojeras que van a terminar con una artrosis generalizada y punzante. Dolorosa al fin y al cabo.

Qué miedo me da escribir lo que pienso. Qué miedo me da ver a mis padres preocupados. Tengo miedo por el mañana. Lo decía hace ya tiempo, a mis amigos, a los conocidos:

"Mi miedo es el mañana... Dónde voy a acabar, cómo voy a acabar, y qué va a ser de ésta sociedad... Sólo importa lo que importa... Y lo que importa no es importante"...

Rezo muchas veces ahogado. Por tantas súplicas. Por tanta gente que de verdad le hace falta y no tiene. A veces me paro y le digo al Señor: "Perdóname, por todo lo que te pido. Y perdona por no haberte dado las gracias por lo que ya tengo."

Dios dice que aprieta. Pero no ahoga.

A muchos ahogados con cartas del banco, los he visto irse antes de tiempo a su vera, porque apretaba demasiado. A quien debe no le aprieta, sino que le suelta...

¿Dónde está el fin? ¿Cuándo llegará?

"In manus eius est potestas ..." Hagamos que el Señor, nos devuelva el poder a nuestras manos, y podamos ejercerlo. "In manibus nostris est potestas".

Sigue lloviendo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Dos cuaresmas...

Sólo quedan 40 días... 40 días para que queden otros 40... Lo siento, soy un cansino, pero no lo puedo reprimir. Me sale así... Ya tengo incienso en mi casa... tanto que muchas discotecas me comprarían mi "máquina de humo"... solo que ésta no huele a fresa, huele a Gloria... Ya ensayo izquierdos por el pasillo de mi casa... Sigo durmiendo a mi ahijado con sones poco comunes para una nana, pero que pasan por ella... La vida es una semana, pero ya me queda menos para vivirla... Me contradigo yo mismo... Deseo fervientemente que pasen raudas éstas semanas, pero a la vez no... Pasad tranquilas... Dejad que Sevilla se prepare, dejad que me prepare yo, aunque lleve desde el Lunes de Pascua preparándome para la siguiente Semana de mi Vida... y así será... Te esperaré sentado, cuando me levante me pondré mi túnica, y como si de un sueño se tratara, viviré mi vida viéndola a través de un antifaz, o con un costal apretao a las sienes (que ya me toca)... Cada uno elige su mo

Londres

El Árbol de los Amigos...

La vida es como un río... quizás eso lo dé por hecho todo el mundo... quizás sea yo el extraño o el raro que la vea como un parque, un parque frondoso y lleno de árboles en el que un árbol trata de cada cosa, y otro de otra muy distinta... Hoy me he fijado en el árbol de los amigos, y he recapacitado sobre éste árbol, que siendo uno de los más grandes de mi parque, tiene muchas hojas de un color y otras de otro. Yo soy el tronco (sin afán de protagonismo), y hay diversas formas de ser amigo. Hay amigos que los llevas tan pegado al corazón, que forman una parte indisoluble de ti... Son unas ramas que salen del tronco, que ayudan a sostener la copa, cuando se acercan los días de viento, o las grandes lluvias. Son poco más que los dedos de mi mano, pero si ellos no estuvieran, éste tronco que les habla, sería más bien un hierbajo... Hay, otros amigos que salen de éstas ramas, son las ramitas, a los que quizás no veo en meses o en años, pero que siempre están ahí, y con 5 minutos