Volviendo a casa caía finas gotas de lluvia. Llovizna. Chirimiri. Ésa tan afamada que no moja, pero cala.
Elevaba la mirada al cielo, intentando vislumbrar entre el moderno puntillismo de un cuadro vacío, las respuestas a lo que pasa. A todos. O a mí.
Éste mundo se está yendo muy pronto al garete... (Yo, hubiera puesto "al carajo", pero el estilo Pérez Reverte no me va mucho). Cómo el vaso de cristal que se rompe, o como el bolígrafo que deja de escribir, o como el mechero que no enciende. No hay otro vaso en el que beber, ni otro boli con el que escribir, u otro mechero con el que encender.
Chavales que se han ido al extranjero (un "Vente a Alemania, Pepe", pero sin la gracia del Landismo) y que quizás no vuelvan. Padres que tienen que aprender a usar el Skype, porque no existe otros medios para poder ver a la "niña".
Abuelos que hartos de vida, y cansados de regímenes, siguen saliendo a la calle... Para intentar aliviar con sus bastones, las cojeras del sistema. Cojeras que van a terminar con una artrosis generalizada y punzante. Dolorosa al fin y al cabo.
Qué miedo me da escribir lo que pienso. Qué miedo me da ver a mis padres preocupados. Tengo miedo por el mañana. Lo decía hace ya tiempo, a mis amigos, a los conocidos:
"Mi miedo es el mañana... Dónde voy a acabar, cómo voy a acabar, y qué va a ser de ésta sociedad... Sólo importa lo que importa... Y lo que importa no es importante"...
Rezo muchas veces ahogado. Por tantas súplicas. Por tanta gente que de verdad le hace falta y no tiene. A veces me paro y le digo al Señor: "Perdóname, por todo lo que te pido. Y perdona por no haberte dado las gracias por lo que ya tengo."
Dios dice que aprieta. Pero no ahoga.
A muchos ahogados con cartas del banco, los he visto irse antes de tiempo a su vera, porque apretaba demasiado. A quien debe no le aprieta, sino que le suelta...
¿Dónde está el fin? ¿Cuándo llegará?
"In manus eius est potestas ..." Hagamos que el Señor, nos devuelva el poder a nuestras manos, y podamos ejercerlo. "In manibus nostris est potestas".
Sigue lloviendo.
Elevaba la mirada al cielo, intentando vislumbrar entre el moderno puntillismo de un cuadro vacío, las respuestas a lo que pasa. A todos. O a mí.
Éste mundo se está yendo muy pronto al garete... (Yo, hubiera puesto "al carajo", pero el estilo Pérez Reverte no me va mucho). Cómo el vaso de cristal que se rompe, o como el bolígrafo que deja de escribir, o como el mechero que no enciende. No hay otro vaso en el que beber, ni otro boli con el que escribir, u otro mechero con el que encender.
Chavales que se han ido al extranjero (un "Vente a Alemania, Pepe", pero sin la gracia del Landismo) y que quizás no vuelvan. Padres que tienen que aprender a usar el Skype, porque no existe otros medios para poder ver a la "niña".
Abuelos que hartos de vida, y cansados de regímenes, siguen saliendo a la calle... Para intentar aliviar con sus bastones, las cojeras del sistema. Cojeras que van a terminar con una artrosis generalizada y punzante. Dolorosa al fin y al cabo.
Qué miedo me da escribir lo que pienso. Qué miedo me da ver a mis padres preocupados. Tengo miedo por el mañana. Lo decía hace ya tiempo, a mis amigos, a los conocidos:
"Mi miedo es el mañana... Dónde voy a acabar, cómo voy a acabar, y qué va a ser de ésta sociedad... Sólo importa lo que importa... Y lo que importa no es importante"...
Rezo muchas veces ahogado. Por tantas súplicas. Por tanta gente que de verdad le hace falta y no tiene. A veces me paro y le digo al Señor: "Perdóname, por todo lo que te pido. Y perdona por no haberte dado las gracias por lo que ya tengo."
Dios dice que aprieta. Pero no ahoga.
A muchos ahogados con cartas del banco, los he visto irse antes de tiempo a su vera, porque apretaba demasiado. A quien debe no le aprieta, sino que le suelta...
¿Dónde está el fin? ¿Cuándo llegará?
"In manus eius est potestas ..." Hagamos que el Señor, nos devuelva el poder a nuestras manos, y podamos ejercerlo. "In manibus nostris est potestas".
Sigue lloviendo.
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