Hace pocos días volví a entrar en un lugar, que tiempo hacía, que no volvía. Fue como cerrar los ojos y vivir un dejà vú de 15 años atrás. Pepe, es un lugar distinto pero hecho a la apariencia. Fue allí donde el dicho, surgió, y arraigó en todos los parroquianos. "Las apariencias, engañan" Su taberna, enjuta y sacada de los tiempos de Alonso de Escalona (donde seguro estoy que ya habría un Yebra comandando tan severa tasca), es un reducto de la esencia de Sevilla. Sus paredes desconchadas y descoloridas, con el famoso cuadro del Terry, o algunos carteles desperdigados por su superficie. La barra de madera como las antiguas... Azulejos amarillentos, Toneles de cuando se fundó la Carretería, y copas Triunfantes de un pasado brillante, del cual, seguimos viviendo. Vasos de " Duralex " nunca antes tan limpios. El tabernero, bien dispuesto siempre y erguido, a pesar de las canas blancas, como su tez, que florecen en su cabeza. Educado y parco en palabras ...