Todas las noches, con mi bicicleta paso por la Calle Cerrajería buscando las Setas de camino a casa.
Allí, sobre unos cartones, y con toda la humedad que los "regadores" de Lipasam han podido dejar, se encuentra un chaval.
Con no más de 30 años está allí sentado. Ordenando unas vendas y unas pequeñas cremas para curarse los tobillos y los pies, que mi descaro ha advertido con alguna cierta malformación.
Ésta visión que aquí relato, es como si fuera un martillo que golpea mi conciencia. Todas y cada una de las noches, a la vuelta del trabajo. Siempre con sus vendas y cuidando sus pies. Con ésa humedad. Con ése frío.
Ojalá contara con los medios para poder ayudar a ése chaval con la camiseta del PSG. Sin preguntarle que le pasa. Solamente preguntarle qué necesita.
La vida es injusta. Pero que la vida sea injusta es nuestra culpa. Nosotros hicimos, y seguimos haciendo mal el reparto.
Sigo buscando la manera de buscar soluciones. Espero encontrarlas. Ya os contaré.
Comentarios