Sentada espera releyendo su papel... En éstas tardes oscuras de lluvia se hace fuerte por canija que ella esté...
Se levanta de su ingrávida reposadera, y aprende el guión que no esta escrito... El Guión de lo pasado, de lo presente y de lo futuro...
Ella ya sabe el final, como todas las mujeres... Por saber sabe hasta el final de Arrayán... Por saber sabe, que volverá vencida a su reposadera ingrávida y translatoria, para cuidar del Doberman de escamas y con la manzana en la boca...
Para éso está... Aun así, la veo pensativa y sonriente... como si no tuviera que aprenderse el guión de lo establecido... Las guerras del bien y del mal... los ángeles subidos y los ángeles caídos...
Ella ya sabe donde está su sitio... y sentada espera... Sonriente, paciente y pese a las apariencias, engordada por su orgullo mortecino...
Será que sonríe porque sabe que en el fondo a pesar del yuyu la queremos... Y nos gusta verla... Será que sonríe porque se le pone el tuétano de punta, y esa sonrisa imborrable de saber que se acerca su turno en el teatro de la vida... En el teatro de los sueños... que aprendió a andar como ella...
Tranquila, paciente y rauda cuando se la quiere... Como la Semana Santa...
Se levanta de su ingrávida reposadera, y aprende el guión que no esta escrito... El Guión de lo pasado, de lo presente y de lo futuro...
Ella ya sabe el final, como todas las mujeres... Por saber sabe hasta el final de Arrayán... Por saber sabe, que volverá vencida a su reposadera ingrávida y translatoria, para cuidar del Doberman de escamas y con la manzana en la boca...
Para éso está... Aun así, la veo pensativa y sonriente... como si no tuviera que aprenderse el guión de lo establecido... Las guerras del bien y del mal... los ángeles subidos y los ángeles caídos...
Ella ya sabe donde está su sitio... y sentada espera... Sonriente, paciente y pese a las apariencias, engordada por su orgullo mortecino...
Será que sonríe porque sabe que en el fondo a pesar del yuyu la queremos... Y nos gusta verla... Será que sonríe porque se le pone el tuétano de punta, y esa sonrisa imborrable de saber que se acerca su turno en el teatro de la vida... En el teatro de los sueños... que aprendió a andar como ella...
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