A tí te lo voy a decir... A tí, que nunca me lo preguntaste... A tí que te llega malsonante que yo sea un Sevillano de a Pie...
Un gentilicio con apellidos... ése es mi nombre... El que le escribe cartas a su tierra, con la esperanza de que mañana le llegue a sus oídos, lo guapa que está, sin que el tiempo sea un sino.
¿Que porqué lo escribo?...
Porque no tengo valor suficiente, para postrarme a sus plantas, pisar sus adoquines, o tocar su torre de marfil, o mirarme en el espejo verde de su río, o meterme debajo de su puente, o pasar por debajo de su arco... Por que no tengo valor de gritarle que la quiero, que no soy otro que ella no quisiera, y que al verla cada día me parece más guapa...
Todo se quedó en epístolas, o en cartas... con un remitente y un Destino... Sevilla.
Un gentilicio con apellidos... ése es mi nombre... El que le escribe cartas a su tierra, con la esperanza de que mañana le llegue a sus oídos, lo guapa que está, sin que el tiempo sea un sino.
¿Que porqué lo escribo?...
Porque no tengo valor suficiente, para postrarme a sus plantas, pisar sus adoquines, o tocar su torre de marfil, o mirarme en el espejo verde de su río, o meterme debajo de su puente, o pasar por debajo de su arco... Por que no tengo valor de gritarle que la quiero, que no soy otro que ella no quisiera, y que al verla cada día me parece más guapa...
Todo se quedó en epístolas, o en cartas... con un remitente y un Destino... Sevilla.
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